Cuando pensamos en la intervención con personas con autismo, siempre nos viene a la cabeza utilizar apoyos visuales. Pero por extraño que parezca, aún existen algunos profesionales y familias que no entienden la importancia que tienen para su día a día.
Los apoyos visuales son imágenes o cualquier otra cosa que se ve, que se usa para comunicar un mensaje. Así pueden ser fotografías, dibujos, objetos, palabras escritas o listas. Si esto es así y nos paramos a pensar y a observar, comprobamos que vivimos rodeados de apoyos visuales, que nos hacen la vida más fácil, como son las señales de tráfico, la lista de la compra, los carteles en aeropuertos que nos indican las puertas de embarque, los carteles para distinguir el baño masculino del femenino, instrucciones para montar un mueble, pasos para las recetas de cocina, etc.
En general vemos que estos apoyos visuales nos hacen a todos la vida mucho más cómoda y favorece la comprensión, incluso aunque no entendiéramos el idioma… ¿a quién no le ha pasado que cuando ha viajado a un país extranjero sin conocer el idioma, ha podido saber dónde estaba la oficina de información, el baño, dónde coger el bus, etc. tan sólo fijándose en las indicaciones no verbales? Es indudable la importancia de estos apoyos, y en especial en población con TEA, consideradas como «pensadores visuales». Este término hace referencia a que suelen comprender asimilar y retener mucho mejor la información que reciben a través del canal visual. Tal y como expresaba Templen Grandin: «Pienso en imágenes. Las palabras son como un segundo idioma para mí. Traduzco las palabras a películas de cine a todo color, acompañadas de sonidos, que pasan por mi mente como una cinta de video. Cuando alguien me habla, sus palabras se traducen instantáneamente en imágenes».
Algunas ventajas de los apoyos visuales son:
- La información visual es estable, permanece en el tiempo.
- Es concreta y adaptada al contexto.
- Es Fácil y rápida de interpretar.
- Ofrece predictibilidad.
Pero entonces ¿para qué y cuándo usarlos?:
- Las dificultades que suelen tener en comunicación, tanto en expresión como en la comprensión del lenguaje (afectando así a la interacción), hace que los apoyos visuales y los sistemas de comunicación sean necesarios para hacerse entender, al igual que para comprender el mundo que les rodea. De esta forma, se podrá utilizar apoyos visuales para: expresar necesidades, emociones, rechazar, elegir, pedir información, anticipar situaciones y cambios, explicar situaciones sociales, proporcionar estructura, apoyar las transiciones, etc.
- Debido a las dificultades que además suelen tener en la funciones ejecutivas, es decir, en la realización de conductas planificadas y organizadas para poder conseguir un objetivo, estas personas requieren de apoyos visuales que favorezcan su autonomía y su dependencia. Así, se utilizarán para enseñar determinadas rutinas, administrar el tiempo (concepto abstracto que suele costarles entender), fomentar la atención, permanecer en la tarea, etc.
Muchos padres comentan que ellos no utilizan apoyos visuales porque su hijo comprende todo lo que se le dice, pero como ya hemos comprobado, no sólo utilizaremos los apoyos visuales para hacernos entender…
Y ya que nos hemos convencido de la necesidad de poner apoyos visuales, queremos ponernos manos a la obra a llenar nuestra casa de pictogramas, ¿no?
Os dejamos algunos consejos y errores que se deben de evitar si realmente queréis que sean funcionales en la vida de vuestros hijos:
- Antes de realizar un material, hay que pararse a pensar primero, ¿qué es lo que quiero conseguir con este apoyo?
- Evitar el «ruido visual». No llenarlo todo de dibujos y pictos por poner, sin un objetivo claro y sin utilizarlos luego, ya que esto, no sirve de nada.
- Acompañarse siempre de un lenguaje claro y simple.
- Adaptar no significa copiar en imágenes palabra por palabra, si no que es necesario sintetizar la información más importante.
- Deben ser concretos, sencillos y esquemáticos.
- No eliminar el apoyo visual sin previo aviso. Si el niño ya es capaz de entender ese apoyo, podemos plantearnos que ya es hora de que ese material evolucione, se haga más complejo, más concreto y busque un nuevo objetivo. Por ejemplo, si la persona ya conoce los pasos para lavarse los dientes y ha conseguido realizarlos de forma autónoma, quizás podamos ahora enseñarle el tiempo que debe de estar cepillándose y los movimientos qué debe hacer para llegar a todos los dientes.
- Internet es una fuente inagotable de recursos e ideas, pero los apoyos visuales que pueden funcionar para un niño, no tienen por qué funcionar para otro. Deben ser individualizados, siempre adaptarlos a la situación, a su nivel de abstracción, a sus intereses.
- Introducirlos de forma sistemática, poco a poco, e implicarlos, intentar que sean ellos los que hagan sus agendas, los que establezcan cuando son más mayores las normas, piense en los pasos a seguir para su aseo personal, etc.